Pinceladas del caos interior

sábado, 27 de mayo de 2017

Advertencia: El contenido de esta entrada puede ser perturbador para algunos lectores. Expone todo lo que siempre se calla porque puede ser mal visto o mal entendido por la humanidad.

-No puedes entenderlo si no lo vives. Es siempre mi respuesta, pero puedo dar un esbozo de lo que sería.

¿Has tenido alguna vez un enemigo? ¿o has tenido una persona cercana que no cree en ti y te hace desconfiar de todas tu capacidades? Ahora imagina a esas personas hablándote en primera persona y desde adentro, a donde quieras ir estarán contigo, viven contigo están en ti eres tú.

Supongamos que al nacer alguien puso en mis pupilas una lentilla especial, y gracias a ella tengo el superpoder de ver todo particularmente negativo. Recuerdo que de chica mientras viajábamos en auto siempre podía vernos en aparatoso accidentes. Cuando daban las siete de la noche si mi padre o mi hermana no estaban, los imaginaba secuestrados o muertos. Y así crecí en una feliz infancia atacada por mis pensamientos negativos, y además por compañeros terribles. Desde luego, gracias a ellos desarrollé la capacidad de ignorar totalmente la opinión ajena, pero cuando eres tú quien te ataca, de nada sirve que ignores a los otros, en todo caso tendrías que ignorarte a ti mismo.

No necesitan enumerar mis capacidades -también cuando las palabras son positivas puedo ignorarlos- las conozco, y sé que son bastantes, aunque eso mismo también me hace cuestionarme cómo es que en veintiséis años no he hecho nada útil, siendo tan capaz. En el último año de preparatoria nos hicieron pruebas psicométricas y demás para ver nuestras aptitudes naturales para la universidad. Odie mi resultado. Los de la mayoría se enfocaban a un área o a una carrera, los de mi mejor amiga -si alguien la ve salúdemela- salieron fallidos porque no puso interés ni esfuerzo en las pruebas, a mí me salieron más de diez carreras posibles, entre arquitectura, derecho, medicina y otras tantas cosas no relacionadas entre sí, por lo que mi resultado fue más desorientativo que orientativo. Al final del reporte una nota de la coordinadora "la capacidad la tienes ¿qué pasa con el autoestima?" En mi experiencia diré que al creer que todos los problemas emocionales vienen por una falta de autoestima es errado, aunque tuve un periodo en el que sí me faltaba, hace muchos años me sé valiosa, bella, inteligente y bla, bla, bla. Es más, peco más de soberbia y vanidad, que de falta de confianza (les juro que he trabajado en ello día a día, y espero vencerlo, como vencí la ira).

A mi doctor siempre le sorprendió que yo funcionaba sensación-emoción-sentimiento-pensamiento, y no pensamiento-sentimiento. O en otras palabras, no me siento a pensar idioteces y por eso me siento mal, sino que, en un día normal algo me hace sentir incómoda y de ahí surge el pensamiento ¿qué es algo?, puede ser una situación con alguien o un error mío, ver la convivencia de otros, pero principalmente son cosas inevitables e incontrolables, como el viento, la temperatura, la cantidad de luz o de espacio vacío en un lugar, un tono de voz, o el tipo de ruido. Por ello es que no logran entenderme -y no los culpo, ni yo lo hago- ¿alguna vez has ido caminando feliz por la calle y al pasar el viento te has sentido profunda y verdaderamente triste? Es decir, no sucedió nada, nadie murió, y no pensaba en mis valiosos fracasos de vida, no, solo iba caminando y el viento hizo que me sintiera triste. En mis lados débiles -como gentilmente alguien nombró a los defectos- siempre ha estado el sobrerazocinio, pienso todo cien veces, y si no encuentro el origen o la razón de algo me aferro al tema de formas maniáticas. Ahora imagina que no puedo entender el origen de mi tristeza, mi procesador interno entra en crisis porque no entiende algo y entonces viene mi implosión. Ejemplifiqué con la tristeza, pero así me pasa con las más variadas emociones, y dejen informarles que es muy desgastante. Pasar de un estado a otro, de una emoción a otra, muchas veces en el día y sin entender el por qué, es agotador y devastador.

Por otro lado, mi chip del "hacer" viene dañado. Tengo un ímpetu inicial hacia todo, pero de pronto se quiebra, y pueden haber actividades que nunca sucederán, algo tan sencillo como preparar mi comida; un poco más relevantes como el trabajo que te hará pasar una materia, y sin el cuál te darán de baja de la universidad; hacer un pago legal, o la entrega que pone en riesgo tu trabajo, el de tu jefe, y proyectos importantes de la empresa. Es decir, siempre conozco las consecuencias, sé que puede venir una catástrofe después, trato de convencerme de hacer las cosas, pero pocas veces gano el pleito. El chip no funciona, y aún siendo algo que amo y que he anhelado media vida, no puedo levantarme a hacerlo. -Psicólogos, magos y brujos son bienvenidos a llenar de consejos este espacio-.

Así que los invito a vivir una vida feliz cuando tú no haces las cosas importantes, y además no controlas tus emociones.

Y ante todo soy la mayor soñadora que conozco, buscando la armonía y paz entre la humanidad como si la vida no me hubiera demostrado que es imposible creando proyectos de unión, y tratando de cambiar al mundo. Los autorizo a reír por esa ironía.

Entonces en primera persona como los terapeutas recomiendan hablar de la experiencia propia, haré un pequeño resumen de los párrafos anteriores:

-Yo soy mi mayor enemiga.
-Yo me hago desconfiar de mí.
-Yo veo todo negativo.
-Yo tengo muchas capacidades.
-Yo soy soberbia.
-Yo soy vanidosa.
-Yo tengo baja autoestima.
-Yo tengo el ego alto.
-Yo no hago nada, literalmente.

¿Y por qué hoy se me ocurrió hacer todo este análisis existencial?

Porque justo no estoy haciendo lo que debería, porque descubrí que me estoy aislando de la sociedad, porque trato de en estas líneas entenderme, y porque tengo miedo de seguirme hundiendo.

tengo miedo y me libera reconocerlo, siempre he luchado en su contra, nunca quise tener miedo, pero como animales eso es lo que nos mueve, el miedo. Tengo miedo de en verdad jamás hacer nada, de conocer cada vez más niveles de dolor y tristeza, y de alejar a las personas que se han interesado por mí.

Alguna vez, durante un periodo de larga tristeza conocí a un chico maravilloso, y en un intento de sacrificio romántico lo alejé de mí, porque considero que nadie debe vivir un infierno ajeno. Por el otro lado, mi familia se acerca cada vez más a mí, dándome su apoyo, tratando de entender lo incomprensible. Y yo, con la esperanza de un nuevo amor, por haber conocido a alguien que parece valioso, otra vez me vi en la duda de continuar buscándolo o de dejarlo ir. Después de varios días de emoción y suspiros, hoy destelló mi lentilla negativa, porque siento que mi tiniebla interior es tan grande que pudiera resurgir, lastimarme y lastimar a otros, y tengo miedo de dejarlo pasar a este mundo tempestuoso, pero creo que también merezco darme la oportunidad de vivir y que él decida conocer o no esta cueva.

Quieren entenderme, aquí están unas pinceladas de mi caos interior, pero esto no se entiende si no lo vives. Así que, siendo sincera, espero que jamás me entiendan, porque a nadie en verdad le deseo el no hallarse en su propio cuerpo, el sentir la verdadera desolación, el haber perdido la esperanza, y el ver morir su ímpetu, mientras la vida pasa, el tiempo avanza y uno solo por dentro muere.

Escribanos con confianza