Tercera

sábado, 15 de abril de 2017

Desperté y no estás, siento tu ausencia​, pero no es válida mi pérdida. No puedes estar por mí, como tampoco estoy por ti. Un sinsentido como este escrito. Tu presencia aquí es casi un capricho, reconozco es un poco la complicidad, hallar, quizá, un rostro amigo, un alma distinta, que no brotó en esta maleza.

No sé quién eres, pero aquí sigues, después de más de ciento ochenta lunas. En esa conexión muda e incierta, entre los silencios obligados y las miradas que rehuyo para que no leas mis miedos o mis tristezas, porque cada vez entiendes más mi código fuente.

Me gustaría hoy que estuvieras aquí, aunque no pudiéramos analizar juntos la existencia, pero al menos podría sentir esa vibración que se hermana con mis ideas. Sabría que si una ráfaga de viento golpeara mi conciencia, al menos tendría el respaldo del aire de tu entendimiento.

Escribanos con confianza